lunes, 7 de abril de 2014

Probando Probando Decencias

Agitado llego al papel con las convulsiones, aún ligeras, dando comas y puntos, inciertas, aparentando pausas, treguas. Me acerco al vidrio, opacado, miserable, que me muestra jardines floridos, de primavera, condicionándome, puntuándome, punteándome. … y caigo en su transparencia, su vapor, su tentación. Montpellier, 08 abril 2014

miércoles, 15 de agosto de 2012

Un pasaje atrevido desde un jardín sin árboles

Delgadas ruedas rotando en el espectro ciego de una multitud grosera, sangres mezcladas en un piso de calizas y volcánicas miserias ansiosas…con esa frase se sintió el tipo más estúpido de Brasil. Intentó recuperarse…pero ya tarde se dio cuenta que no estaba en Brasil sino en Eslovaquia, se dio cuenta también que ni siquiera era brasilero pero un viento jodón que le enfriaba cada tres minutos la segunda quijada le hacía pensar en sus ancestros….mala decisión habían sido daneses y nunca había pisado otro mundo ni siquiera sabían de la existencia de otros mundos…solo un mundo apacible del Smørrebrød.
Tachando ansiosamente su pasado se refirió posteriormente a una abrupta equivocación que habría tenido un tío suyo en el pasado quien lo habría ubicado en una situación de indefensión molecular y mental…angustia mustia de las sienes y demás dolencias asociadas a la INCERTIDUMBRE. Después de unos días supo que la causa rigurosa de su antojadiza experiencia tenía que ver especialmente con el rodar de unos neumáticos, de aquellos delgados que usan en las calles de Copenhague, y que por coincidencia habían sido utilizados por un dócil muchacho de origen brasilero que había sido asesinado por un par de rusos antes de congelarse en lago entre las dos partes de ciudad. Finalmente habría, aún sin saber quién, que alguien le habría jalado con una pesada ancla basada en artificios maliciosos (de conciencia y deconciencia) hasta abruptos dominios donde el señor Kierkegaard, nacido allá por los años almidonados de Copenhague, el gran Søren habría estado pensando aún en la maniquea sustancia, por cierto líquida, gelatinosa y débil, de la estética…. Coincidencialmente en Copenhage...

jueves, 18 de agosto de 2011

Delectación usual

J. E., heredero de lo incorrecto
B1
Hoy, ahora, lo que busca el hombre es volver a empezar…piensa unos pocos segundos, quiere dejar de pensar y vuelve miserablemente a caer en la misma misericordia olorosa que lo atormenta factualmente. Después de todo, sabe que mentalmente había sido ya previamente atormentado, y para él, eso, ya no es una noticia digna de recordar.
B2
Los acontecimientos habían logrado, a punta de calaveras y huesos, quizás algo de sangre y olor, construir un pequeño edificio de miserias cuyas columnas aún no lograban desaguar el líquido rancio con el que fueron fraguadas y esperaban un nuevo aviso para empezar a madurar.
La espera en la que el hombre estaba involucrado implicaba rehacer la metodología que lo dirigiría a la calma. Sin embargo, esa metodología era aún un esbozo aturdido de lo que pensaba que había sido la madurez en tiempos anteriores. Es así, de ese modo, de ese modo aún absurdo y pauperizado que el hombre empieza a construir, con vanos propósitos y engendros de ilusiones, una empresa que lo llevaría finalmente a la calma.
B3
Y, qué era lo que quería volver a empezar el hombre, la vida? Poco lo sabemos, solo nos habíamos enterado, por la turbias voces de una vecina chismosa y mal oliente, que el muchacho había sido siempre un hombre “difícil” al cual solamente unos escasos “intentos de hombres y mujeres” habían logrado penetrarlo y ahora nuevamente había retrocedido y cedido a sus banales impulsos del “intento”. Intento de que?, la increpamos; lujuriosamente nos contesto: “de vivir” y una roñosa pero bien oculta carcajada se nos dibujo en el alma pensando que la miseria había llegado al barrio hacía décadas, o quizás recién se estaba instalando con comodidad, pensamos en los momentos en que nuestra carcajada alcanzaba su máxima expresión, la miseria se está extirpando mediante impresiones, perspicacias y desarraigos.
El oral olor a muerte había invadido el barrio días antes. La vecina del frente , amiga de la chismosa, había muerto de un severo machetazo en medio cachete, “nunca se había metido con nadie” decían los asombrados consuegros, hermanos, primos y uno que otro voluble conocido, sin embargo la policía, ese cuerpo aún inerte, sin autoridad y menos ley, insistía en sus hipótesis “malsanas” que vertían un veneno rancio sobre las calles transformando el aire en dióxido de azufre, semen, sangre y postergada ética diciendo que lo sucedido no era más que una casualidad lamentable.
El otro, encontrado después de unos meses y con un estado de descomposición menor a la de la semi-chismosa, pues olía menos mal y emanaba menos designios de putrefacción, había sido, posiblemente exclusivo, se trataba de un engendro de pueril deformación facultativa. Era un hombre que parecía haber estado atormentado con su condición y prefirió herirse. Que hizo? Se había cercenado todas las partes en dos pedazos. Aún con vida pero con sus últimos alientos, según dicen los informes poco confiables de la medicina legal y de los apócrifos encomenderos judiciales que tras un “exhaustivo” análisis factual lograron determinar hechos del pasado, como legítimos arqueólogos del crimen, llegaron a la conclusión suprema que se trató de un suicidio ”sin precedentes”. El hecho realmente no tenía precedentes en los archivos físicos ni legales de la policía, sin embargo, encomendaba una duda que aún a nosotros nos atormentaba, por qué se había matado el muchacho, y que relación tenía con el barrio?
B Final
De la relación con el barrio supimos muy poco, sin embrago, como letargos anticipados del hecho nos habíamos aventurado a decir, con palabras “nobles” que el hombre se mató por convicción y que se trataba de “el hombre” y que nadie más que “el hombre” encarnaba, con carne ya fermentada, unos huesos y unas vísceras que en vida había sido de él, nuestro hombre.
B Epigrafial
Por desarraigados celos, decían los otros, imaginando como insípidos carruseles con caballos muertos, que lo que el hombre, ya muerto, había pretendido emprender con su nueva empresa, antes de matarse, no era más que una absurda delación de lo que vivía. Después do todo, decían, no somos solo periodistas….ja…

martes, 20 de abril de 2010

Procurador General del Estadio

“Recurrente el graznido insipiente de la brisa contraria”, intenta poetizar el malsano juglar. Sin embargo es del tipo callejero, se detiene, piensa, y estando por escupir, se sienta. El impecable abatir de las euforias finalmente le hace sentir arcaica la molestia de escupir, entonces contiene el grajo…espera unos segundos, regente de una ira escabrosa, de un sofoco impúdico alcanza a decidir escupir…pero abatido…finalmente escupe una porción agresiva de sangre…y metros más allá muere…………………………………muriendo sigue muriendo………………………………finalmente……..muere……………………..

lunes, 19 de abril de 2010

Emprendiendo cartuchos o cómo agrietar las venas

Desde hace algún tiempo que vengo sentado en esta silla, imaginando una postración que la experimentación, encorvando la vista, la obliga imposible pero que el desaliento de la afónica vanidad la obliga eterna. La pretensión irrefutable de la hinchazón de una clase casi desierta siempre ha intentado someter perjuicios sin consolidar herencias, sin embargo, empujada hasta la gallardía más inicua, los ratones de la permanencia, solícitos de su inmortal frecuencia volátil y perseverante, lograron consolidar tres amuletos básicos, los amuletos de la resurrección:
a.) La liturgia del fraude. Especial manufactura artesanal. Contiene procedimientos inéditos. Restricciones penetrantes con manual de instrucciones sobre la implacable técnica del retorno.
b.) La querella del absurdo. Cultos inmorales de la astilla del alma. Contiene precipitaciones sinceras sobre un objetivo razonablemente pensado. Especulaciones sinceras de las consecuencias de aquella precipitación, extendidas al engreimiento de la experiencia personal. Calamidades frenéticas de un futuro mejor.
c.) El dictamen de la astuta misericordia. Penetrantes ruegos de miseria fraudulenta, falaz y dolosa. Contiene visiones extravagantes de un futuro peor. Manuales sempiternos de un resguardo aún indeseado. Letrinas honorables del pasado que paradas frente al mar alcanzan olores subterráneos.

Amen…

martes, 22 de diciembre de 2009

Vodka y Kalua en la irreverencia del Manhattan imaginado

"La destilada arrogancia de esa mujer enferma siempre me gustó. Me fascinó y sedujo mi insípida alegría abotonada en la gabardina de un deseo todavía rancio", hablaba tenúe, en el fondo de la obscuridad nefasta de un bar en el centro de Asunción: Lleras y Rosaldo, al 2345, son nombres y números que recuerda el que estuvo ahí; el otro...por supuesto. Sin intrigas me invita a pasar, sensacionalismo apático que emana su voz descompuesta en fragmentos descocidos y aún insaboros, pero que pronto será pixeles de una nueva huída...tan pixelada como el frenético panfleto digital. Lleras y Rosaldo, al 2346, con fuego y lágrimas; manuscritos perfidos de una desidia sin ley ni pena. Lleras y Rosaldo, al 2347, llegando al MSG de los infortunados caídos del muro. Lleras y Rosaldo al 2348 de un upper west side aún oxidado por la misericordia podrida de una autoridad recién faenada; Lleras y Rosaldo al 2349, la interpretación perfecta de un desidio mal parido; Lleras y Rosaldo al límite de la %th avenue en pavimento ardiente...

domingo, 11 de octubre de 2009

La insipida ino ciencia del manso


Mas de once mil días empezaron a sumar cifras altas. Habían empezado en el dos mil. Empezaban a oler a cabras…todas esas cifras, abarrotadas de miserias y misericordias, de arengas y voluntariados cojudos…todas esas cifras inconclusas, postergadas a punto de podrirse y morir enardecidas y cuasi canónicas, sintiéndose supeditas e invencibles; no había tiempo que perder…: el precipitado enfurecimiento, el tenebroso deseo de matar y desaparecer a los espíritus hijueputas de los salinos labradores del mal (ellos en nombre de estructuras pérfidas y rancias, sometiendo pláticas generosas habían intervenidos los vernáculos criterios de los corazones mansos ante la caridad infecta de un mal fatal) se empezaba a convertir en espíritu y había invadido las extenuadas almas cristianas que empezaban a pensar en someterse al indulto lujurioso de su morbosa delicia, la misma que propiciaba su pecado inconcluso sometiéndolo carnalmente al deseo que se derrite como una miel implacable.

Entonces los enardecidos bufones criollos encendían la fiesta negada. Allá por lo alto la lujuria estruendosa de la mala educación le encantaba al bufón negro, limitado y sometido, digno, soberbio y bien parado (por la puta!); pero pertenecía al claustro de la audición, de la mira, de la sospecha, finalmente…de la imaginación. Empezaba, también él, a escuchar lo que los otros habían preferido omitir por maricones, por pobres diablos, por esclavizados roedores del evangelio que empezaba a oler mal y que desnudaba en sus vientres las malsanas ideas puras, casi tan diáfanas, como las torturas inconclusas contra Pinochet y Serafín, contra Trujillo y Miki Maus, contra Flores y su epidémica república, contra el mal reflejo y la mala maña…fugando y fugado su espíritu, con la rabia y la cordial necesidad de saber insolente su lucha ante la estúpida y misericorde intención soberbia… se entregaba al deseo incorrupto de pelear por su alma herida dibujando con sus pies aún negros…el camino hacia la libertad.

miércoles, 26 de noviembre de 2008

II Versión del diario encontrado cerca de Araracuara. Desventuras tropicales

Quedan por decir pocas palabras. La flema que interrumpe los flujos desde la faringe empieza a recrudecer sus advertencias. Los subsidiados escaparates conforman, ahora, una reminiscencia vana del recuerdo...La noche ha caído, y los insectos, amos del ruido, cubren el aire; la tempestad refresca, humedece y agobia. Las aguas, huyendo de lo conocido, agilitan su curso...la playa del aún tributario río empieza a condenar su horizonte. La vieja prisión queda a pocos kilómetros, pero, que encontraré allí sino son almas muertas ante la escasez de esperanzas. Quedan por decir pocas palabras...Veintisiete días de tortuosa inflamación mental, veintisiete días de soledad, veintisiete días de ruido natural, veintisiete días y las cosas casi han llegado a su fin. L avieja prisión es la última esperanza...pueden haber quedado restos de sal, de aquellos días en que allí torturaban con desdén a los corrompidos, a los anormales, a los locos, a los torcidos, a los mal llevados...puede quedar sal, veintisiete días sin sal, ni azúcar, ni carbohidratos, veintisiete días sobrepasando el hambre con el buche rendido, a merced de los insectos, insaboros a veces, amargos otras veces...veintisiete días de un largo combate con las fierecillas entomológicas, la prisión debe estar a un día más...sin embargo se que está abandonada....se que las almas de los ahí asesinados me condenarán aún más...solo quiero llegar para que mi alma se acompañe de esas...las otras...vuelvo a decir que quiero dejar mi alma al diablo....

jueves, 14 de agosto de 2008

a quo nemus (abandono de primera acción)

Desdoblando la vista alcanzaba a ver, con el ceño tan fruncido como una uva antigua y absorvida, deshidratada y añeja, lo que decía, eran sus tierras, sus mundos, sus dominios..... Mirando a lo lejos, encallados la cara por el viento helado, dos pequeños infantes conlcuían una pequeña liturgia al frío; un frío que les abrazaba con hermandad. Los infantes habían hinchado sus ojos al final del rito; los habían hinhado en dirección al cielo; luego bajaban nuevamente sus cachetes redondos y casi morados acompañando su vista que se volvia a posar en la paja; un nueva paja de páramo, solida y brillante; así concluía una rutina ritual, diaria y provocativa; pura y helada.
Inseperadamente, un día al alzar cargando el peso de los ojos hinchados, los pequeños infantes (podrían ser servios, rumanos, croatas o lanzarotes) miraron un gran pájaro; un pájaro que aleteaba; pero con unas alas brillantes y sólidas, como la paja...finalmente sintieron miedo.
Al cabo de veinte minutos el sol que había salido no conseguía atenuar el frío polar; y entre dos sustos tormentosos que los habrían des-incorporado, lograron descifrar el misterio: el pájaro que aleteaba estaba hecho de láminas de zinc viejas...de lo que allá en Oakville, Southfields llaman chatarra..."pero el pájaro tiene alma", alcanzaron a escupir ya sin fe...
Frente a ellos, más lejos aún de lo que un humano pueda imaginar se encontraba el dueño de las tierras, de los mundos, de los dominios manejando su pájaro desde un computador...con sus ojos chupados y hundidos en dos cavidades que empezaban a pedir perdón no se sabe por qué...

viernes, 1 de agosto de 2008

Sumarios tropicales I (el clásico)

Una humedad insolente le invadía las ingles (bragaduras descarnadas por el roce) mientras andaba el camino copado por piedras de río, mirando al piso, escuchando en el aire sonidos fabricados en los picos de pájaros inquietos. Incomodo, con una sustancial sensación de ansiedad, aceleraba el paso cuando, mirando el suelo, advirtió un continente de diminutas hormigas que caminaban aceleradamente como buscando destinos, unas chocaban entre si, otras pasaban rozándose, se topaban, como diciéndose algo, quizás “es por allá”, quizás emitían órdenes, algunas paraban, se miraban, como conversando, quizás haciendo bromas, quizás superando la ira de tener que obedecer; sin embargo el movimiento era ferozmente acelerado, extremadamente fulminante, veloz, inclementemente ágil. Al alejarse podía contemplar una mancha negra que avanzaba hacia los bordes del camino, había advertido que la mancha adquiría una forma, aún difusa, pero una forma. Decidiendo quedarse a mirar, fascinado por las fuerzas ocultas de la naturaleza, empezó a ilusionar episodios hasta ese momento absurdos. La forma que había advertido crecía y empezaba a dibujarse su contorno: era una gran hormiga, igual a las que la constituían. Sorprendido por la velocidad de la mutación, siguió el curso hasta más allá del filo del camino por donde la forma (la gran hormiga) se introducía en el bosque; al caminar unos metros empezó a sentir una sensación estimulante que recorría sus canillas, luego las rodillas y llegaba con audacia a las ingles; la humedad era reemplazada por esta sensación incierta, desconocida; empezaban a reducirse las calorías en su cuerpo y poco a poco bajaba los brazos…alcanzó a mirarse y pudo contemplar el minucioso trabajo de las hormigas, sus piernas estaban completamente descarnadas, había quedado solo el pequeño complejo de delgados huesos; finalmente cayó…su cuerpo, en ese momento ya solo el esqueleto, cayó sobre otros huesos previamente descarnados…los pájaros inquietos se inquietaron levemente y volvieron a su ritmo habitual…